viernes, 27 de septiembre de 2013

EL PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN RESPECTO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO.

Cuando se analiza de una manera multidisciplinar el problema social de la violencia por razón de Genero es relevante reseñar la influencia que ha tenido, tiene y tendrá los medios de comunicación y la transcendencia de los mensajes que transmiten. La utilización de la violencia en la resolución de conflictos privados y públicos tan extendida en todas las sociedades actuales, aun no siendo el método comúnmente aceptado y extendido prioritariamente, ha calado en la potenciación de actitudes violentas en todos los ámbitos sociales, por ende en las relaciones entre géneros en todos los contextos relacionales; laboral, sentimental, educacional,…etc.


A través de la comunicación entre particulares se desarrolla  la sensación de inseguridad.  Al transmitir la víctima de un delito lo que le ha sucedido hace participes a los oyentes, multiplicando el número de “victimas” morales indirectas que se sienten inmiscuidos en los hechos victimizantes. Respecto de la violencia sobre la que versa la presente entrada sucede un hecho desigual a lo mencionado, la violencia que padecen las mujeres en el seno de las relaciones sentimentales es una violencia íntima y sigilosa,  que se desarrolla en la esfera más privada de la vida de la mujer, sin repercusión fuera de las cuatro paredes de la cárcel en que se convierte su domicilio, sin más testigos generalmente que algunos vecinos que “bastante tienen con sus problemas” para inmiscuirse en la vida íntima de terceros, percepción que afortunadamente se ha ido diluyendo con el paso del tiempo a través de la concienciación social sobre la magnitud pública que es la lacra de la violencia por razón de género. 


Un factor que influye considerablemente en la concienciación social de la inseguridad ciudadana se consigue a través de la exposición de noticias criminis y de campañas publicitarias divulgadas en los medios de comunicación. Mediante la difusión constante de sucesos delictivos con consecuencias principalmente para la vida humana, la integridad física y contra el patrimonio ajeno, se consigue instaurar sensaciones de inseguridad más acentuadas por la notoriedad de la noticia que por la casuística perpetrada. 

Sin embargo el papel que ha desempeñado los medios de comunicación respecto del problema de la violencia machista ha sido primordial, encargándose de ser el motor que ha publicitado lo que hasta hace no mucho tiempo era un problema público por su multitud de casos, pero privado en su resolución y exposición, de ahí la importancia de los medios de comunicación para hacer visible lo que la propia idiosincrasia de esta violencia pretendía dejar en el anonimato. 

La difusión de las víctimas mortales dimanantes de esta lacra social, la exposición pública de casos verdaderamente dantescos y sangrantes como el suceso que costó la vida a Dña.  Ana Orantes, en diciembre el año 2007 , siendo quemada en el patio de su casa por su marido tras haber salido en un programa de televisión denunciando el maltrato sistemático que había padecido durante toda su vida, conmovió a la opinión pública y por tanto al resto de la sociedad que comenzó a entender que la violencia de género era un problema global en el que cada actor que conformamos el guión de las relaciones sociales, teníamos algo que aportar en  pro de su supresión. 

Los medios de comunicación supusieron la plataforma para la divulgación real del problema, exponiendo caso a caso la muerte de cada mujer en manos de su pareja o ex pareja, divulgando campañas publicitarias en contra del maltrato por razón de género, hecho que consiguió abrir la mente a muchas mujeres víctimas sobre la realidad del problema que padecían, y que potenció el avance legislativo en el grado que la magnitud del problema requería, para de este modo contar con las herramientas legales que necesitaban las “nuevas” víctimas (nuevas por la asimilación del maltrato que padecían), para poder dar el paso y salir de la situación que llevaban padeciendo en silencio tantos y tantos años.

Existe un pensamiento extendido en determinados sectores sociales que defienden que la exposición pública de las situaciones de maltrato que padecen tantas y tantas víctimas a lo largo de los años y que siempre habían pertenecido a la esfera privada, ha repercutido en potenciar más dichos maltratos, produciendo una especie de reacción en cadena, hecho que justifican basándose en el aumento tan considerable de denuncias interpuestas a lo largo de los últimos años y en el número de víctimas mortales que durante estos años también ascendió considerablemente. Desde el punto de vista del que suscribe, a través de su formación y experiencia en este campo, existe un trasfondo poco lícito en los defensores de esta postura,  que pretenden justificar lo injustificable, culpando a la solución, porque consideran se está dañando su campo de libertad de acción centrado en la privacidad del entorno familiar, dando publicidad a acciones que según ellos se deben de solventar en base a las normas familiares ancestrales, no sociales ni legales. La publicidad de este tipo de maltrato no ha repercutido en el aumento del mismo sino todo lo contrario, aunque cierto es que el resultado obtenido no ha sido la disminución considerable de los casos que se producen oficialmente, ni de la cifra negra de los datos desconocidos al respecto, sí ha contribuido a permitir que muchas mujeres pongan fin a la situación que padecían, de aquí el aumento considerable de denuncias en los últimos años, resultando esta la explicación más objetiva y veraz del aumento de las mismas, y no la propagación del maltrato que defienden intereses contrapuestos a la erradicación de esta violencia.  

Pero los medios de comunicación, aún sin menospreciar la enorme difusión del problema de esta violencia machista y campañas para su erradicación, caen en el común error de avivar los sucesos tan graves de asesinatos de mujeres y sus hijos, centrándose más en el sensacionalismo y morbo que despierta el asesinato en sí, que en el trasfondo del problema, en la génesis del mismo.  La sociedad actual esta ávida de violencia, en cualquiera de sus expresiones y las muertes derivadas de la violencia machista, en ocasiones son tratadas por estos medios como caldo de cultivo para mantener audiencias, en vez de como exposiciones públicas del horror contra el que hay que luchar, identificando las causas y a los culpables, para de este modo servir de trampolín para aunar esfuerzos en la lucha contra esta violencia de la sin razón.

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