Quiero reseñar como "entrada" este episodio porqué existe en su idiosincrasia varios aspectos que aún no siendo innovadores ni anómalos, si me han llamado la atención, ya que acrecientan, aún más si cabe, algunos de los pilares que sostienen mi creencia y pensamientos ante esta lacra social que tantas muertes deja año tras año.
En primer lugar me gustaría incidir en la profesión del asesino "policía", resulta curioso observar como cualquier persona, sea cual sea nuestra profesión, estatus económico, religión, circulo social, formación académica .., etc, no estamos libres de acabar convirtiéndonos en "asesinos"...
Tod@s nos socializamos en un mismo entramado social, tod@s somos salpicados , en mayor o menor medida, por los estándares culturales preponderantes y tod@s somos víctimas potenciales de acabar infectados por el "virus" del machismo, del patriarcalismo, que tanto mal hace a quien lo padece y que tan difícil cura tiene, al pasar desapercibido por el conjunto social impregnado por su liviana pero contundente sintomatología.
"Policía..." el curso que he desarrollado en este último año, es enfocado a este sector profesional, a mi sector, a mis compañeros.., pero nunca me plantee que el curso tendría que tratar la hiriente realidad de la mujer que muere a manos de su pareja o ex pareja, personalizando al asesino en un alumno, en un policía.., nunca me he planteado que habría que retraerse tanto en los ancestros del problema para enseñar a unos agentes de la autoridad los derechos fundamentales legales y los derechos fundamentales humanos, más básicos, tan racionales.
El curso no enseña a no matar, eso se da por sabido, pero el curso si enseña la realidad que nos ocupa, si enseña que ninguno de nosotros estamos exentos de llegar a convertirnos en el asesino de nuestra pareja, si no interiorizamos unos valores de respeto ante el género femenino, unos valores de igualdad, pero no basta solo con aceptar esos valores, no, sino hay que interiorizarlos, es decir, creer en ellos, propugnarlos, defenderos etc, sólo así sabremos a ciencia cierta que pase lo que nos pase, cual duro sea el revés que nos depare la vida respecto a nuestras relaciones sentimentales heterosexuales, nunca llegaremos a convertirnos en un maltratador, en un asesino...
Otra vez el asesino se suicida tras el homicidio, otra vez no muestra la valentía que pretende ensalzar con su acto, otra vez arrebata la vida a su pareja, otra vez no asimila la muerte propia sin destrozar la vida de quien cree de su propiedad...Dos muertos..; una víctima.
Tres días después de rebatir la orden de alejamiento, apenas le han devuelto el arma; la ha municionado, se la ha guardado en la cartuchera, escondido tras la cazadora, y con un afán más que evidente de utilizarla ha ido en busca de "su" pareja, porque para él, siempre será "su" pareja, "su" posesión. Le ha bastado escuchar una vez más lo que ya sabía, la decisión de su ex pareja, la ratificación de esta sobre sus sentimientos, para esgrimir el arma y arrebatarla la osadía de decidir por sí misma, a base de tiros.., no habrá sido consciente de su inminente futuro, quizás no ha sucedido ni más ni menos que lo que en su interior sabía que sucedería, pero la muerte le ha sobrevenido tan rápido.., tan joven...
El asesino se encontraba de baja psicológica en su trabajo, con el arma hasta hace pocos días intervenida, no sé si solo me lo parece a mi, o quizás se haya infravalorado la peligrosidad de este individuo por la autoridad judicial?, en fin, es sólo una reflexión en alto. Como siempre en este asesinato más de la sin razón de la violencia de género, existe un único asesino material, pero muchos y muchas cómplices de tal barbarie.., cada cual que analice su lucha y cada cual que asuma su culpa, si cree que la tiene...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por interactuar con el Blog, en breve tu texto será publicado.