miércoles, 5 de diciembre de 2012

PRIVILEGIOS DEL HOMBRE POR NACER HOMBRE...


En ocasiones es conveniente mencionar los constantes privilegios que nos encontramos los hombres por el simple hecho del azar biológico, es decir, por haber nacido de este sexo, hombres.
Estos privilegios los interiorizamos inconscientemente, ya que están presentes en nuestra socialización desde el mismo momento que comenzamos a poseer conciencia sobre lo que somos y representamos en el entramado social en el que interactuamos. 


Para exteriorizar algunos de estos privilegios menos visibles, bien porque interesa su invisibilidad, bien porque no nos paramos asiduamente a recapacitar sobre ellos, se procede a realizar un breve recorrido por la socialización de un hombre cualquiera, recogido en su planteamiento en el articulo de D. Mariano Nieto Navarro, Ingeniero naval y miembro de la asociación “hombres por la igualdad de género”, denominado “¿Privilegios masculinos? ¿Qué privilegios?, del día 30(09/2008):

 1. Desde que nací se estimularon una serie de cualidades como mi movilidad, mi iniciativa,            mi ocupación del espacio, etc, mis travesuras generaron admiración y risas y se me calificaba “es un nene muy inquieto, como es niño”, cuando mi hermana hacia “fechorías” se le recriminaba, se le decía que se mantuviera quieta, que no gritara, que fuera una señorita…
2.      Durante mi infancia y mi adolescencia goce de más libertad que mi hermana, mis salidas
         eran más continuas y extensas que las suyas que eran más controladas y breves,  al  
     más liberado de las labores domesticas tuve más tiempo para el estudio y para mis hobbies, etc. 
3.      A lo largo de estos años no tuve contacto con ningún otro modelo masculino que no fuera el tradicional y hegemonico aprendiendo de estos los rasgos que caracterizan a este patrón: racionalidad, templanza, firmeza, disciplina, fortaleza, independencia, iniciativa, autosuficiencia, competitividad y un profundo recelo a exteriorizar mis emociones…, mientras que mi hermana  fue socializada en otros valores prácticamente opuestos, resultando que para mi sorpresa para la vida pública en sociedad y en el mundo del trabajo en un futuro tal y como están establecidos los valores sociales y laborales, aquellos rasgos masculinos que se me fueron inculcando sin entender muy bien su porque, son los que proporcionan muchas ventajas en perjuicio de los rasgos interiorizados por las mujeres, distantes de lo que se demanda en las sociedades actuales.
4.  Por pertenecer al género masculino he adquirido otras habilidades que me han proporcionado ventajas en la vida pública, pericias tan aparentemente insignificantes como contestar exitosamente test de inteligencia concebidos por y para hombres o adquirir  mejor sentido de la orientación, controlando mejor el espacio físico al ocupar los chicos durante la infancia el centro del patio corriendo de acá para allá mientras las chicas permanecían paradas en las esquinas del mismo hablando de  “sentimientos”, o cosas parecidas…
5.     Durante mi época estudiantil el 99% de los personajes que estudié, históricos, literatos, filósofos, científicos, artistas, etc, en el colegio y en la universidad eran varones.., entre los grandes movimientos  sociales que me enseñaron nunca apareció “el feminismo” ni se hablo de la lucha de tantas mujeres que han influido de forma tan intensa en la transformación de las sociedades modernas.
6.    Esto me llevo a sin querer a interiorizar el androcentrismo como el modo normal de relacionarse entre sexos, entendiendo que los hombres  no es que seamos superiores, si no que somos los protagonistas de la historia, de las historias. Interiorice que era hombre, por lo que era “protagonista”, comprendí que ser humano es sinónimo de ser hombre y que las mujeres acompañan en un papel secundario al protagonista…
7.      Todo este proceso de privilegios que me ha ido deparando mi socialización, cristaliza en el que considero más importante, que he disfrutado toda mi vida y que en la actualidad sigo y seguramente seguiré disfrutando por el resto de mis días, y es saber que cuando ando por la calle, cuando me siento en un aula, hago una entrevista, hablo en una reunión, conduzco un coche, entró solo en un bar.., en fin cuando vivo, no me siento minusvalorado ni amenazado, sé que todo/as ven en mi un reflejo del estereotipo masculino y eso en una sociedad sexista como la actual es una gran ventaja. 
8.     Siempre se considera que lo que yo digo o hago; mi trabajo, aficiones, incluso las tareas domesticas que comparto y que se me supra valoran “que bueno es”, tienen más valor, son más serias que lo que digan o hagan las mujeres aunque sea lo mismo lo que digan o o que hagan ellas. Esto se aprecia incluso al expresar opiniones criticas hacia la masculinidad hegemónica, seguramente se me hará más caso que a cientos de mujeres que hayan dicho lo mismo antes.., tengo crédito, al fin y al cabo soy un hombre…
9.   Respeto a mi etapa laboral, todos los empleos que he tenido me han entrevistado hombres, todos mis jefes han sido hombres, siempre se ha valorado en exceso mi disponibilidad de tiempo y dedicación con la empresa, disponibilidad y dedicación que no se presupone para las mujeres, más bien lo contrario, no siendo valorado que esa disponibilidad del hombre viene determinada por la asimilación por parte de la mujer de gran parte de la infraestructura  vital, como; cuidado de los hijos, gestión y trabajo doméstico, etc.
10.    En los trabajos me he beneficiado de lo que podemos denominar “la proporción asumida de varones mediocres”, esto es que en los entornos laborales siempre se ha dado por sentado que ante la mayoría de hombres, va a haber una proporción de incompetentes, por lo que mis carencias se han perdonado fácilmente, resultando lo contrario para las mujeres en minoría que tienen que demostrar día a día que valen para estar ahí. De esto se depara que una gran cantidad de hombres mediocres llegan y se quedan en puestos altos simplemente por ser hombres, no por sus méritos.
     “la igualdad real se conseguirá cuando mujeres mediocres sean consejeras delegadas de grandes empresas”… 
 11.  No pretendo hacer sentirse culpable a ningún hombre por ser hombre, uno no es culpable de lo que recibe por naturaleza o por herencia. Lo queramos o no todos los hombres seguiremos contando con privilegios masculinos. Aunque no seamos culpables de ser hombres ni de contar con esos privilegios, sí somos responsables de lo que hacemos con lo que hemos recibido y esa responsabilidad empieza por reconocer la posición de  ese privilegio odioso. Un segundo paso fundamental es tratar de cambiar la situación renunciando a esos privilegios.
12.  Lo que pretendo es que llegue el día que podamos compartir la vida en términos igualitarios con las mujeres que nos rodean. Estas mujeres ya están hartas de hombres salvadores que piensen y hagan las cosas “por ellas”, y por otro lado, han demostrado y siguen demostrando  que se pueden salvar perfectamente  por ellas mismas, lo que se trata es de que los hombres, cada hombre, nos salvemos a nosotros mismos de nosotros mismos.
 13.  Gran parte de la sociedad, especialmente los hombres, no admite que la española siga siendo una sociedad sexista y que ese sexismo produzca efectos perjudiciales  concretos y cotidianos en la vida de las mujeres. No hay que olvidar que los hombres llevamos muchos siglos perfeccionando los mecanismos sociales y las habilidades personales que nos permiten mantener la supremacía. Eso no se cambia en unos pocos años, ni tampoco se puede cambiar solo “desde fuera”, con leyes o medidas políticas, el cambio verdadero, el que más posibilidades de éxito tiene o tendría,  viene de dentro de cada uno y por cada uno de nosotros.










No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por interactuar con el Blog, en breve tu texto será publicado.